Red de Compras Colectivas RCC

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Las herramientas del amo nunca desmantelarán la casa del amo

Audre Lorde

Con Karakolas no sólo hemos diseñado una herramienta propia sino, más importante aún, estructuras de coordinación y toma de decisiones conjuntas: Redes asociativas que pueden crecer sostenidamente y sin afectar la autonomía de cada grupo integrante.

Pero no nos contentamos con asociarnos a escala local para abastecernos de alimentos. Queremos abastecernos de toda clase de productos y servicios básicos, de todo lo necesario para la vida, y a una escala suficiente como para que la producción esté determinada por el consumo y no al revés, como sucede bajo el capitalismo.

La Red de Compras Colectivas (RCC) es otra más de las herramientas que estamos ingeniando para desmantelar la casa del amo. Con la RCC, en la que están participando activamente La Canica y Faircoop, continuamos desarrollando la escala y el alcance de la organización autogestionada de nuestro consumo.

http://lacanica.org/

https://fair.coop/es/

Funcionamiento

imagen 2En el plano técnico, la RCC es una aplicación informática con un mecanismo muy parecido al de una aplicación de crowdfunding. Las personas y colectivos adscritas a la Red podrán realizar propuestas de compras colectivas de un producto a través de la RCC, fijando una cantidad mínima de unidades y un plazo de tiempo para alcanzarla. Si el total de los pedidos no llega a la cantidad mínima en el plazo previsto, la propuesta de compra se considerará rechazada y el dinero adelantado se retornará.

En el plano organizativo, la RCC sigue el modelo Karakolas. Una lista de correos sirve como medio de comunicación entre las personas y colectivos de la Red para realizar propuestas, solicitar apoyo, convocatorias, etc. La Asamblea de la Red es el único órgano de decisión y un grupo de trabajo desarrolla los acuerdos tomados por ésta.

Objetivos

Las compras colectivas tienen dos objetivos:

-El prioritario, crear “círculos virtuosos autogestionarios”. Se trata de desviar el consumo de todos los productos que podamos a proveedores que no exploten a trabajadores, que se organicen de forma asamblearia como nosotras y respeten nuestros criterios ecológicos. Esta demanda concentrada fortalece a los productores autogestionados, que son entonces capaces de mejorar su oferta a los consumidores autogestionados (ampliando la variedad, mejorando la calidad, ajustando precios, etc.) Y vuelta a empezar en ciclos cada vez más potentes. De esta manera nuestras compras estarían sirviendo directamente para fomentar la economía alternativa que perseguimos.

-El secundario, romper “círculos viciosos capitalistas”. Hay multitud de productos de uso cotidiano que todavía no podemos encontrar en la Autogestión y tenemos que comprar al capitalismo (pilas, bombillas, papel, menaje, etc.) Nuestra demanda desorganizada de estos productos potencia la lógica productivista capitalista que, regida por la máxima obtención de beneficio al menor costo posible, agrava la explotación laboral, el ecocidio (o destrucción de la naturaleza transformada en recurso mercantil), el control monopolístico de los precios, etc. Cada ciclo, cada rotación de stocks en las estanterías del supermercado, empeora la situación. Con la compra colectiva podemos romper estos círculos viciosos. ¿Cómo? Invirtiendo el beneficio de la compra en la ruina del vendedor.

Invirtiendo el beneficio de la compra en la ruina del vendedor: la RCC como herramienta de financiación revolucionaria

imagen 3En el mercado capitalista, toda compraventa es una negociación entre partes contrarias. Llamamos compra colectiva a la compra organizada en red con el objeto de conseguir mayor poder de negociación frente a las empresas capitalistas, la parte contraria. A mayor fuerza de compra, más poder de negociación.

El efecto inmediato de la compra colectiva es el abaratamiento del precio del producto. A las empresas capitalistas les suele salir rentable sacrificar márgenes de beneficio a cambio de volumen de venta. En otras palabras, con la compra colectiva aplicamos el mismo principio que cuando regateamos descuentos con el tendero por comprar tres unidades de un producto en lugar de uno, pero a lo bestia. Obviamente, una compra colectiva orientada sólo a la reducción de precios no hace más que alimentar el consumismo desaforado del que se nutre el capitalismo. De hecho, existen varias páginas de comercio online que obtienen cientos de millones de euros de beneficio anuales por el procedimiento de mercantilizar compras colectivas. Pero nuestra forma de salirnos de este círculo vicioso consumista es donar el beneficio obtenido en la compra colectiva a proyectos sin ánimo de lucro que tengan una intencionalidad revolucionaria. Es decir: invertir el beneficio de la compra en la destrucción del vendedor. Sólo por esto, merece la pena organizar la compra de los productos que compramos desorganizadamente en el Carrefour (bombillas, pilas, papel higiénico, etc.)

Pero hay más. A medio plazo, podremos conseguir mucho más que descuentos mediante la organización de nuestras compras. Podremos intervenir en los procesos de producción y distribución de nuestros proveedores capitalistas, por ejemplo, o en las condiciones laborales de su plantilla asalariada. La simple perspectiva de perder un cliente con un potencial de compra masivo puede obrar milagros en la “responsabilidad social corporativa” de las empresas. La fuerza de compra es el factor principal pero no el único. Hay otros factores que incrementan también nuestro poder de negociación. Un colectivo organizado de consumidoras siempre representa una amenaza mayor para la empresa capitalista porque dispone de más medios de defensa y ataque que la consumidora aislada (cajas de resistencia para sostener acciones jurídicas, impagos coordinados, campañas públicas de desprestigio, boicots, etc.)

Por último, a una escala suficiente, las compradoras organizadas seremos capaces de dar la espalda a las empresas capitalistas y hacer viables proyectos autogestionados que fabriquen bombillas, baterías, paneles solares, etc. Ese momento llegará cuando seamos capaces de financiar los medios de producción necesarios y garantizar la demanda.

En resumen:

– Como colectivo de consumidoras somos más fuertes que como consumidoras aisladas. La compra colectiva implica un mayor grado de organización de las consumidoras para generar un tejido asociativo que les dote de fuerza y autonomía para negociar con empresas capitalistas. No sólo para influir en los precios sino en la calidad de los productos y servicios, impacto ambiental, condiciones laborales de las trabajadoras asalariadas, etc.

– La compra colectiva sirve tanto para apoyar financieramente a colectivos sin ánimo de lucro y con fines transformadores como para garantizar la demanda de toda clase de productos de primera necesidad a productores autogestionados.

La RCC es una táctica del “consumo combativo”. Este término empieza a ser empleado a partir de 2012 por distintos colectivos autogestionados madrileños como Banda Ancha, el grupo de consumo del SOV o La Granada.

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Introducción al consumo combativo

Cada vez hay más personas para quienes comprar es como votar, una elección política. No está mal. La compra alevosa pone en primer plano una cuestión que aterroriza al Estado: el ejercicio de nuestra capacidad de decisión. Nos referimos a un ejercicio diario y real, no cuatrienal ni simbólico. Pero la imagen “comprar es votar” se queda demasiado estrecha desde una perspectiva autogestionaria. La compra es sólo la mitad de un tipo de intercambio de mercado muy concreto, la compraventa, el intercambio capitalista por excelencia. Y el voto es el simulacro de decisión característico de la democracia representativa parlamentaria, el régimen predilecto del capitalismo. En otras palabras, la compra no es más que la reducción capitalista del consumo, del mismo modo que el voto no es más que la reducción estatal de la acción política. La percepción de la compra como voto es sutilmente restrictiva, no induce a pensar en tipos de intercambio no mercantiles ni en procesos políticos que impliquen el libre ejercicio de nuestra capacidad de decisión sin intermediarios.

En contraposición a un llamado “consumo responsable” que sostiene que comprar es votar está apareciendo últimamente un consumo rebelde, amotinado, que defiende que comprar es luchar y que queda vívidamente definido por grupos como La Granada1:

El consumo combativo es una revolución a fuego lento, el arte de convertir el potaje de garbanzos en un atentado cotidiano contra toda autoridad.

El consumo combativo es una recuperación de nuestra responsabilidad indelegable de decidir sobre todo lo que nos afecta, una responsabilidad que no estamos dispuestos a transferir a ningún representante político, sindical o religioso.

La Granada es una fruta explosiva. Somos trabajadoras y trabajadoras en lucha contra el Estado y la empresa capitalista, no un club del gourmet o un eco-centro de salud nutricional. Nuestro objetivo es debilitar al Estado y a la empresa capitalista a través de la organización asamblearia del consumo y reforzar al mismo tiempo a los colectivos productivos autogestionados.

Lo que propone La Granada es llevar la guerra de guerrillas a un terreno muy incómodo para el Estado pero transitado cotidianamente por nosotras: la jungla del consumo. El Estado tiene muchos recursos para perseguir a una masa organizada que decida entrar en un Carrefour y arrasarlo pero apenas tiene recursos para perseguir a una masa organizada que decida arrasar un Carrefour por el procedimiento contrario, no entrando nunca en él, ignorándolo. Esta es una de las grandes ventajas del boicot, que puede hacer un daño enorme al capitalismo con una exposición mínima a la represión. Eso sí, nos referimos a un boicot “bien entendido”:

Una acción coordinada para no comprar en una empresa capitalista concreta no daña al capitalismo si nos vamos a comprar descoordinadamente a otras empresas capitalistas. El boicot, bien entendido, es una coordinación del consumo, es decir, la planificación de dónde no vamos a consumir tanto como la coordinación de dónde sí vamos a hacerlo2.

La simple orquestación de una “no compra” es un boicot a medias, inconcluso, quizá efectivo en campañas reivindicativas puntuales pero carente de profundidad revolucionaria. De aquí surge la idea de la “compra colectiva” como culminación de la “no compra colectiva”, un perfeccionamiento del boicot.

La compra colectiva como arma del consumo combativo puede llegar a hacerse en el mercado capitalista y compartir bastantes de los criterios del consumo responsable, como veremos enseguida, pero la intencionalidad subversiva lo trastoca todo3. El consumo responsable puede ser fácilmente recuperado por el sistema, convertirse en un eslogan de marquesina subvencionado por el Ministerio del Buen Rollo; entrar en el temario de Educación para la Ciudadanía; mercantilizarse como el bicarbonato de una clase media urbana con malas digestiones de conciencia o salir en portada del próximo suplemento dominical de El País. Pero el consumo combativo es ya irrecuperable, no tiene remedio. Cada acto de consumo –que no tiene por qué ser necesariamente una compra4– es doloso, tiene el punto de mira puesto en la transformación del sistema económico y político.

Recorrido de la RCC

La RCC quedó guardada en el cajón del colectivo Banda Ancha después de su disolución en 2012 y ha estado en el punto de mira de La Granada desde 2014, pero no se dieron las circunstancias para lanzarla hasta el año 2016. Para que la compra colectiva funcione se necesita un volumen de consumo que era impensable en aquel momento; tiempo militante para la gestión; una mínima infraestructura (herramientas informáticas y jurídicas adecuadas…), etc.

En estos dos años, del 2014 al 2016, las circunstancias cambiaron considerablemente. En este período se constituyen redes como La Canica, Karakolas y Faircoop que sí reúnen las características necesarias para impulsar un proyecto de compras colectivas viable:

1. Son redes revolucionarias. Quienes las integran persiguen la transformación de las relaciones capitalistas de propiedad, de producción, de reproducción, etc.

2. Son redes libre asociacionistas, con tendencia casi instintiva a multiplicarse en entramados asociativos más complejos.

3. Son redes con actividad económica, dedicadas a la coordinación del consumo, producción, distribución y cambio.

4. Son redes acostumbradas a construir y gestionar sus propias herramientas: aplicaciones informáticas, monedas, recursos jurídicos instrumentales, etc.

5. Son redes que aglutinan a bastantes personas y colectivos, es decir, con potencial de compra suficiente.

En julio de 2016, supimos que Faircoop estaba trabajando en un proyecto muy parecido a nivel europeo y decidimos unir esfuerzos. En ese punto el proceso se aceleró.

-Las compañeras de Faircoop han conseguido inscribir Freedom Coop, la primera SCE de la que tenemos noticia. Una SCE (Sociedad Cooperativa Europea) es una figura societaria tan rara que la propia Comunidad Europea tuvo que asignar una partida presupuestaria para darla a conocer, sin mucho éxito. Para constituir una SCE se necesita un capital social de 30.000€ y dos sociedades cooperativas radicadas en dos países distintos de la Unión Europea. Con la inscripción de Freedom Coop, se allanan bastantes de los obstáculos burocráticos a los que tendrá que enfrentarse un proyecto de compras colectivas internacional como el que plantemos.

-En el capítulo de “creación de círculos virtuosos”, hemos contactado ya con Viome, la fábrica okupada de productos de limpieza en Grecia, con cooperativas de café zapatistas y con ERT argentinas (Empresas Recuperadas por los Trabajadores).

-Se ha constituido una Red Logística con un primer punto de distribución en Madrid. Esta red conecta ya a productores y consumidores de Castilla y León, Euskal Herría, Levante y Madrid y lleva desde noviembre de 2016 repartiendo pedidos coordinados que se realizan usando la aplicación Karakolas.

-El software de compras colectivas de Faircoop, que está montado en un vps y tiene código python funcionando, se va a testar con una primera campaña de pedidos de productos de VIOMÉ en marzo de 2017. El siguiente paso será la integración con el software de Karakolas.

Puedes contactar con las compañeras del grupo de trabajo de la RCC en:

rcc@riseup.net

2 Fragmento de una propuesta de la D.A. (Debate Anarquista) a la COA (Coordinadora Obrera Anarquista). La D.A. es un colectivo de Madrid adherido a la COA que sintetiza planteamientos del anarcosindicalismo, de donde proviene, con planteamientos del consumo combativo. Por ejemplo, en la misma propuesta citada:

El capitalismo también nos explota a través del consumo, no sólo laboralmente. De hecho, la explotación a través del consumo es imprescindible para mantener a la clase trabajadora en un estado de perpetua dependencia del salario capitalista. Consecuentemente, no plantear batalla al capitalismo en el frente del consumo equivale a reforzar sus posiciones en el frente de la producción

https://adargainfo.com/coaweb/directorio

3 Incluso la iconografía. El carrito de la compra ya no es una urna rodante donde depositamos votos sino un tanque, como en el logo del proyecto Carro de Combate, que adopta además el lema “¡consumir es un acto político!”

http://www.carrodecombate.com/

4 Desde una perspectiva autogestionaria, la organización de la compra no sólo es un acto de desobediencia sino el inicio de la transición hacia otras formas de intercambio entre consumidoras y productoras. La transición se opera en distintos niveles. En Madrid, por ejemplo, La Canica ha pasado del intercambio de mercado capitalista al intercambio de mercado mutualista con moneda alternativa. El Nodo de Carabanchel ha dado un paso más adelante, dejando atrás los intercambios mercantiles y ensayando con éxito intercambios recíprocos desmercantilizados, basados en la colectivización de medios de producción. Otros experimentos comunitarios con la propiedad colectiva del producto del trabajo han saltado incluso a formas de intercambio comunistas libertarias, como la “toma del montón” en función de las necesidades de consumo.

http://nodocarabanchel.net/

LA COMPRA COLECTIVA COMO ARMA DEL CONSUMO COMBATIVO

LA COMPRA COLECTIVA COMO ARMA DEL CONSUMO COMBATIVO
Por Malouney

Introducción al consumo combativo

Cada vez hay más personas para quienes comprar es como votar, una elección política. No está mal. La compra alevosa pone en primer plano una cuestión que aterroriza al Estado: el ejercicio de nuestra capacidad de decisión. Nos referimos a un ejercicio diario y real, no cuatrienal ni simbólico. Pero la imagen “comprar es votar” se queda demasiado estrecha desde una perspectiva autogestionaria. La compra es sólo la mitad de un tipo de intercambio de mercado muy concreto, la compraventa, el intercambio capitalista por excelencia. Y el voto es el simulacro de decisión característico de la democracia representativa parlamentaria, el régimen predilecto del capitalismo. En otras palabras, la compra no es más que la reducción capitalista del consumo, del mismo modo que el voto no es más que la reducción estatal de la acción política. La percepción de la compra como voto es sutilmente restrictiva, no induce a pensar en tipos de intercambio no mercantiles ni en procesos políticos que impliquen el libre ejercicio de nuestra capacidad de decisión sin intermediarios.

En contraposición a un llamado “consumo responsable” que sostiene que comprar es votar está apareciendo últimamente un consumo rebelde, amotinado, que defiende que comprar es luchar y que queda vívidamente definido por grupos como La Granada[1]:

El consumo combativo es una revolución a fuego lento, el arte de convertir el potaje de garbanzos en un atentado cotidiano contra toda autoridad.

GC Agua de Mayo
GC Agua de Mayo

El consumo combativo es una recuperación de nuestra responsabilidad indelegable de decidir sobre todo lo que nos afecta, una responsabilidad que no estamos dispuestos a transferir a ningún representante político, sindical o religioso.

La Granada es una fruta explosiva. Somos trabajadoras y trabajadoras en lucha contra el Estado y la empresa capitalista, no un club del gourmet o un eco-centro de salud nutricional. Nuestro objetivo es debilitar al Estado y a la empresa capitalista a través de la organización asamblearia del consumo y reforzar al mismo tiempo a los colectivos productivos autogestionados.

Lo que propone La Granada es llevar la guerra de guerrillas a un terreno muy incómodo para el Estado pero transitado cotidianamente por nosotras: la jungla del consumo. El Estado tiene muchos recursos para perseguir a una masa organizada que decida entrar en un Carrefour y arrasarlo pero apenas tiene recursos para perseguir a una masa organizada que decida arrasar un Carrefour por el procedimiento contrario, no entrando nunca en él, ignorándolo. Esta es una de las grandes ventajas del boicot, que puede hacer un daño enorme al capitalismo con una exposición mínima a la represión. Eso sí, nos referimos a un boicot “bien entendido”, tal y como lo describen las compañeras de Debate Anarquista.:

Una acción coordinada para no comprar en una empresa capitalista concreta no daña al capitalismo si nos vamos a comprar descoordinadamente a otras empresas capitalistas. El boicot, bien entendido, es una coordinación del consumo, es decir, la planificación de dónde no vamos a consumir tanto como la coordinación de dónde sí vamos a hacerlo[2].

La simple orquestación de una “no compra” es un boicot a medias, inconcluso, quizá efectivo en campañas reivindicativas puntuales pero carente de profundidad revolucionaria. De aquí surge la idea de la “compra colectiva” como culminación de la “no compra colectiva”, un perfeccionamiento del boicot.

La compra colectiva como arma del consumo combativo puede llegar a hacerse en el mercado capitalista y compartir bastantes de los criterios del consumo responsable, como veremos enseguida, pero la intencionalidad subversiva lo trastoca todo[3]. El consumo responsable puede ser fácilmente recuperado por el sistema, convertirse en un eslogan de marquesina subvencionado por el Ministerio del Buen Rollo; entrar en el temario de Educación para la Ciudadanía; mercantilizarse como el bicarbonato de una clase media urbana con malas digestiones de conciencia o salir en portada del próximo suplemento dominical de El País. Pero el consumo combativo es ya irrecuperable, no tiene remedio. Cada acto de consumo –que no tiene por qué ser necesariamente una compra[4]– es doloso, tiene el punto de mira puesto en la transformación del sistema económico y político.

La compra colectiva como arma del consumo combativo.

[…] no nos contentamos con organizar nuestro consumo de alimentos. Queremos organizar el consumo de toda clase de productos y servicios básicos, de todo lo necesario para la vida. De hecho, aspiramos a una sociedad en que la producción esté determinada por el consumo y no al revés, como sucede bajo el capitalismo.

Entendemos la compra colectiva como una forma de continuar desarrollando nuestra cada vez más desarrollada organización del consumo. Con Karakolas no sólo hemos perfeccionado herramientas sino, más importante aún, estructuras de coordinación y toma de decisiones conjuntas: Redes asociativas que pueden crecer sostenidamente y sin afectar la autonomía de cada grupo integrante.

Foto cedida por GC Alcorque
Foto cedida por GC Alcorque

Las compras colectivas tendrían dos objetivos: 

-El prioritario, crear “círculos virtuosos autogestionarios”. Se trata de desviar el consumo de todos los productos que podamos a proveedores que no exploten a trabajadores, que se organicen de forma asamblearia como nosotras y respeten nuestros criterios ecológicos. Esta demanda concentrada fortalece a los productores autogestionados, que son entonces capaces de mejorar su oferta a los consumidores autogestionados (ampliando la variedad, mejorando la calidad, ajustando precios, etc.) Y vuelta a empezar en ciclos cada vez más potentes. De esta manera nuestras compras estarían sirviendo directamente para fomentar la economía alternativa que perseguimos. 

-El secundario, romper “círculos viciosos capitalistas”. Hay multitud de productos de uso cotidiano que todavía no podemos encontrar en la Autogestión y tenemos que comprar al capitalismo (pilas, bombillas, papel, menaje, herramientas, etc.) Nuestra demanda desorganizada de estos productos potencia la lógica productivista capitalista que, regida por la máxima obtención de beneficio al menor costo posible, agrava la explotación laboral, el ecocidio (o destrucción de la naturaleza transformada en recurso mercantil), el control monopolístico de los precios, etc. Cada ciclo, cada rotación de stocks en las estanterías del supermercado, empeora la situación. Con la compra colectiva podemos romper estos círculos viciosos (por ejemplo, mediante la promoción de proyectos autogestionados con el dinero obtenido en los descuentos)…

El texto recién citado está sacado de una ponencia tratada el 24 de septiembre pasado en la Asamblea de Karakolas[5], integrada actualmente por más de 40 grupos de consumo. Para la última parte, referida a la ruptura de “círculos viciosos capitalistas”, se manejó un trabajo del extinto colectivo Banda Ancha publicado en 2012 bajo el título “La compra colectiva como instrumento de lucha contra el capitalismo”, del que rescatamos los siguientes párrafos:

En el mercado capitalista, toda compraventa es una negociación entre partes contrarias. Llamamos compra colectiva a la compra organizada en red con el objeto de conseguir mayor poder de negociación frente a las empresas capitalistas, la parte contraria. A mayor fuerza de compra, más poder de negociación.

El efecto inmediato de la compra colectiva es el abaratamiento del precio del producto. A las empresas capitalistas les suele salir rentable sacrificar márgenes de beneficio a cambio de volumen de venta. En otras palabras, con la compra colectiva aplicamos el mismo principio que cuando regateamos descuentos con el tendero por comprar tres unidades de un producto en lugar de uno, pero a lo bestia. Obviamente, una compra colectiva orientada sólo a la reducción de precios no hace más que alimentar el consumismo desaforado del que se nutre el capitalismo. De hecho, existen varias páginas de comercio online que obtienen cientos de millones de euros de beneficio anuales por el procedimiento de mercantilizar compras colectivas. Pero nuestra forma de salirnos de este círculo vicioso consumista es donar el beneficio obtenido en la compra colectiva a proyectos sin ánimo de lucro que tengan una intencionalidad revolucionaria. Es decir: invertir el beneficio de la compra en la destrucción del vendedor. Sólo por esto, merece la pena organizar la compra de los productos que compramos desorganizadamente en el Carrefour (bombillas, pilas, papel higiénico, etc.)  

Pero hay más. A medio plazo, podremos conseguir mucho más que descuentos mediante la organización de nuestras compras. Podremos intervenir en los procesos de producción y distribución de nuestros proveedores capitalistas, por ejemplo, o en las condiciones laborales de su plantilla asalariada. La simple perspectiva de perder un cliente con un potencial de compra masivo puede obrar milagros en la “responsabilidad social corporativa” de las empresas. La fuerza de compra es el factor principal pero no el único. Hay otros factores que incrementan también nuestro poder de negociación. Un colectivo organizado de consumidoras siempre representa una amenaza mayor para la empresa capitalista porque dispone de más medios de defensa y ataque que la consumidora aislada (cajas de resistencia para sostener acciones jurídicas, impagos coordinados, campañas públicas de desprestigio, boicots, etc.)

Por último, a una escala suficiente, las compradoras organizadas seremos capaces de dar la espalda a las empresas capitalistas y hacer viables proyectos autogestionados que fabriquen bombillas, baterías, paneles solares, etc. Ese momento llegará cuando seamos capaces de financiar los medios de producción necesarios y garantizar la demanda.

La RCC (Red de Compras Colectivas)

En junio de 2015, la RCA[6] acordó impulsar una Red de Compras Colectivas. Paralelamente, por las mismas fechas, Faircoop[7] inició un proyecto muy similar en el marco de su mercado virtual Fairmarket. En julio de 2016, compañeros de la RCA y Faircoop descubren por casualidad que están trabajando en proyectos convergentes e inician inmediatamente una colaboración que acelera el proceso de constitución de una RCC de dimensión internacional. En Madrid, animadas por el impulso, las Asambleas de La Canica[8] y Karakolas acordaron unirse a la RCC el 17 de septiembre y el 24 de septiembre, respectivamente.

GC Agua de Mayo
GC Agua de Mayo

Las compañeras informáticas están ultimando la adaptación del software de Karakolas y Fairmarket a una aplicación que tendrá un funcionamiento muy parecido al de una plataforma de crowdfunding. Los colectivos adscritos a la Red podrán realizar propuestas de compras colectivas de un producto a través de la RCC, fijando una cantidad mínima de unidades y un plazo de tiempo para alcanzarla. Si el total de los pedidos no llega a la cantidad mínima en el plazo fijado, la propuesta de compra se considerará rechazada y el dinero adelantado se retornará. Las comunidades usuarias de monedas alternativas podrán establecer intercambios en faircoins, canicas, ecos, etc.

Los contactos con proveedores se han iniciado ya. De hecho, aunque la aplicación no está aún operativa, la RCA ha aprobado una primera compra de 600 kilos de café Rebeldía[9], producido por cooperativas zapatistas y distribuido por una Asociación solidaria de Barcelona adherida a Fairmarket. La compra se ha efectuado para garantizar existencias de café en 2017, ya que los pedidos a las productoras zapatistas en lucha se hacen anualmente -cada mes de octubre- para facilitar la programación de su temporada. También se está mirando la posibilidad de abrir un canal de importaciones con ERT argentinas (Empresas Recuperadas por los Trabajadores) y con cooperativas textiles de la Rojava kurda, otra de esas regiones del mundo donde se está ensayando la autonomía libre asociacionista, sin Estado ni patrones ni patriarcas. Ya dentro del espacio europeo, las compañeras griegas de la fábrica okupada VIO.ME[10] nos han enviado su catálogo de productos de limpieza, que empieza literalmente así:

«Nosotras, las trabajadoras de VIO.ME en lucha, liberadas de los jefes, continuamos resistiendo a pesar de la presión y las maniobras legales que se operan a nuestras espaldas. Nos resistimos como trabajadoras a abandonar la fábrica y perseveramos en nuestra demanda central: Las fábricas, así como toda la riqueza social, deberían ser gestionadas por quienes las producimos.»

Por último, la RCC cuenta con la estructura legal necesaria para enfrentarse a los obstáculos burocráticos a los que tendrá que enfrentarse[11]. Aunque la tercera entrega de nuestro serial titulado “La Acción Económica” tratará precisamente de este tema, no podemos evitar la tentación de adelantar un par de apuntes. Sólo los colectivos con poca personalidad confunden su identidad con la de una “persona jurídica” o se identifican con “Números de Identificación Fiscal” (NIF). De las empresas capitalistas hemos aprendido que las personas jurídicas son como los vehículos, las hay de todas clases, para usos deportivos o industriales, para embestir escaparates en los alunizajes o ponerse a salvo después de atracar bancos. Por cierto, una Sociedad Limitada puede ser el escudo instrumental de una Asamblea de trabajadoras y una Cooperativa puede ser la tapadera de una penitenciaría laboral que exprime a miles de trabajadoras[12]. Las escrituras notariales e inscripciones registrales no determinan las relaciones de producción. La explotación laboral es un fenómeno económico, no jurídico, que en el caso concreto del asalariado se da cuando el factor de decisión en una unidad productiva (tienda, taller, bar, almacén, etc.) es el capital y no el trabajo.

Pero todo esto se verá más tranquilamente en el siguiente episodio de “Acción Económica”, si el tiempo y las autoridades lo permiten.

[1] http://lagranada.org/. Grupo de consumo constituido en 2014 y adherido a la RCA.

[2] Fragmento de una propuesta de la D.A. (Debate Anarquista) a la COA (Coordinadora Obrera Anarquista). La D.A. es un colectivo de Madrid adherido a la COA que sintetiza planteamientos del anarcosindicalismo, de donde proviene, con planteamientos del consumo combativo. Por ejemplo, en la misma propuesta citada:

El capitalismo también nos explota a través del consumo, no sólo laboralmente. De hecho, la explotación a través del consumo es imprescindible para mantener a la clase trabajadora en un estado de perpetua dependencia del salario capitalista. Consecuentemente, no plantear batalla al capitalismo en el frente del consumo equivale a reforzar sus posiciones en el frente de la producción 

https://adargainfo.com/coaweb/directorio

[3] Incluso la iconografía. El carrito de la compra ya no es una urna rodante donde depositamos votos sino un tanque, como en el logo del proyecto Carro de Combate[3], que adopta además el lema “¡consumir es un acto político!”

http://www.carrodecombate.com/

[4] Desde una perspectiva autogestionaria, la organización de la compra no sólo es un acto de desobediencia sino el inicio de la transición hacia otras formas de intercambio entre consumidoras y productoras. La transición se opera en distintos niveles. En Madrid, por ejemplo, La Canica ha pasado del intercambio de mercado capitalista al intercambio de mercado mutualista con moneda alternativa. El Nodo de Carabanchel ha dado un paso más adelante, dejando atrás los intercambios mercantiles y ensayando con éxito intercambios recíprocos desmercantilizados, basados en la colectivización de medios de producción. Otros experimentos comunitarios con la propiedad colectiva del producto del trabajo han saltado incluso a formas de intercambio comunistas libertarias, como la “toma del montón” en función de las necesidades de consumo.

http://nodocarabanchel.net/

[5] http://karakolas.org/

[6] http://www.redautogestion.com/

[7] https://fair.coop/es/

[8] http://lacanica.org/

[9] http://rebeldia-caricat.blogspot.com.es/

[10] http://www.viome.org/

[11] Destacamos aquí un juguete nuevo aportado por Faircoop. Se trata de Freedom Coop, la primera SCE de la que tenemos noticia. Una SCE (Sociedad Cooperativa Europea) es una figura societaria tan rara que la propia Comunidad Europea tuvo que asignar una partida presupuestaria para darla a conocer, sin mucho éxito. Para constituir una SCE se necesita un capital social de 30.000€ y dos sociedades cooperativas radicadas en dos países distintos de la Unión Europea.

[12] Otro tanto cabe decir sobre cualquier otra documentación legal como, por ejemplo, un contrato de trabajo. No es raro que colectivos autogestionados finjan relaciones contractuales laborales para generar derechos a prestaciones o, al revés, que empresas capitalistas finjan relaciones contractuales mercantiles con sus asalariados para abaratar costes salariales, evadir cotizaciones a la seguridad social, etc.

Malouney

Información extraída de El Salmón Contracorriente. Puedes ver el original aquí .

 

Feria de MEDIO AMBIENTE en Cerceda

¡Hola Karakolas!

Me lanzo a publicar mi primera entrada karakolera para invitaros a la Feria de Medio Ambiente de Cerceda (en la Sierra Noroeste de Madrid).

La Feria la organiza el Ayuntamiento de BOCEMA y los GC Espigadoras, El Semillero (de Mataelpino) y  La Luna Verde (de Moralzarzal) hemos propuesto una serie de actividades y nos han cedido espacios.

Os incluyo el programa a continuación y añado las actividades que realizaremos los GC fuera del programa oficial. Venid a vernos!

Tenemos un stand para los GC, que intentaremos tener atendido por representantes de los tres grupos desde el viernes por la tarde hasta el domingo a medio día.

STAND DE LOS GRUPOS DE CONSUMO

  • Mesa informativa sobre el consumo responsable, el glifosato y las abejas, la eComarca y Karakolas.

VIERNES 3 DE JUNIO

  • 18:15 Mesa redonda sobre consumo responsable. Participan Carlos Ballesteros y Javi Valdezate de Espigadoras, Lydia de Santisteban de La Luna Verde.

SABADO 4 DE JUNIO

  • 14:00 Paella ecológica: Organiza: Centro Social El Balcón, Grupos de Consumo: Espigadoras, Semillero y La Luna Verde.
  • 18:00 Reunión entre los Grupos de Consumo: Espigadoras, Semillero y La Luna Verde (en el stand común).

DOMINGO 5 DE JUNIO

  • Mañana: Demostración de horno solar.
  • 11:00 TALLER: Crea tu propio grupo de consumo (en el stand).
  • 14.00 Lentejada.

Y aquí la programación:

Tríptico Feria de Medio Ambiente 1 Tríptico Feria de Medio Ambiente 2

¡Os esperamos en plena Sierra de Guadarrama!

Más productos ecológicos en Mercamadrid

¡Buenos días luneros!
Hoy me he encontrado con esta noticia publicada el pasado sábado en el periódico digital eldiario.es: Los productos ecológicos ganan terreno en Mercamadrid.

Después de leerla me pregunto ¿es una buena noticia que aumente el consumo de este tipo de productos? En mi opinión, sí y no.

Vayamos por partes, está claro que es una buena noticia que cada vez haya más consumidores conscientes de la importancia de respetar el medio ambiente evitando el uso de pesticidas en los cultivos y consumiendo vegetales y verduras que no hayan sido modificados genéticamente, pero ¿es suficiente? ¡Claro que no! Es necesario tener en cuenta algunos criterios que son tan importantes, o incluso más, que el respeto al medio ambiente, como que el precio que se paga a los productores sea justo así como que los trabajadores tengan unas condiciones laborales dignas.

No basta con consumir ecológico, de nada sirve imitar los sistemas de producción y distribución actuales pero cambiando el producto.

Foto cedida por GC Alcorque
Foto cedida por GC Alcorque

Por eso en karakolas te animamos a crear un grupo de consumo y comprar directamente a los productores cercanos del lugar donde vives. De esta forma, además de consumir productos que respetan el medio ambiente, ayudas a que los pequeños productores puedan tener salarios dignos y que no tengan que depender de lo que están dispuestas a pagar las grandes distribuidoras de turno. Si lo prefieres también puedes unirte a uno de los grupos que ya utilizan karakolas o contactar con La eComarca, una distribuidora de productos ecológicos que facilita los intercambios entre pequeños/as productores/as de productos ecológicos y grupos de consumo, siempre bajo las premisas de transparencia, cooperación y el trato directo entre consumidores/as y productores/as.

Si estás pensando en crear un grupo de consumo ¡no lo dudes! Contacta con nosotras, estaremos encantadas de compartir nuestra experiencia.

 

 

Damos la bienvenida a 4 nuevos Grupos de Consumo

Nuevos Grupos de Consumo

Nuevos Grupos de Consumo
GC NODO Lope de CARABANCHEL y Vega, tenemos nuevos Grupos de Consumo en Karakolas.

Desde el lanzamiento del nuevo blog, estamos recibiendo un montón de mails pidiendo información de Karakolas tanto de Grupos de Consumo como de productores. Hemos de decir que aunque la aplicación está creada para grupos, tenemos previsto hacer algunas modificaciones para que los productores se puedan incorporar a ella. De esta forma, la gestión de pedidos con los grupos de consumo que utilicen Karakolas será mucho más ágil y sencilla.

Así que estos días estamos de celebración, la comunidad Karakolas crece y se incorporan 4 nuevos Grupos de Consumo.

¡¡Esperamos que esta aplicación os sea muy útil!!

 

 

 

 

Tapas y Chapas: Grupo de Consumo ubicado en Carabanchel (Madrid).

Paccas: Grupo de Consumo ubicado en Huesca. Compuesto por unas decenas de familias que desde el 2011 reparten producto ecológico y de cercanía. Porque como dicen en su web…
«La elección de lo que comemos es de enorme importancia para nuestras familias y para el planeta; no podemos dejarla en manos de quienes tienen otros intereses.»

La Vida Tiene Sentidos En el barrio de Lavapiés  (Madrid). Os recomendamos que os paséis por su web porque organizan un montón de talleres. Pertenecen a la Red de La Ecomarca

Pueblo Nuevo: En el barrio de Pueblo Nuevo (Madrid), también pertenecientes a la Red de La Ecomarca. Se reúnen los jueves por la tarde en la Av. Donostiarra.

Si perteneces a un Grupo de Consumo ecológico o estas creando uno y buscas una herramienta que os ayude con la gestión de pedidos, contabilidad, etc ¿porque no echáis un vistazo a Karakolas?, esta aplicación está creada por y para Grupos de Consumo como el tuyo.
Te invitamos a que te pongas en contacto con nosotros contándonos sobre vuestro grupo. Cuando os reunís, cuanto tiempo lleva activo, algunos de los productores que repartís, etc. Te daremos acceso a una demo para que mires su funcionamiento y si te gusta te unas a la comunidad Karakolas.

Si lo prefieres, Karakolas es un software libre, así que puedes descargarlo e instalarlo en tu servidor.

¿Qué es un Grupo de Consumo?

En las últimas semanas, he tenido la labor dentro de mi Grupo de Consumo, de atender y explicar a posibles nuevos miembros cómo funcionamos y nos organizamos para que valoren si quieren pertenecer a él.
Lo que he observado, es que hay mucho desconocimiento de lo que es un Grupo de Consumo. Y me gustaría explicártelo desde mi punto de vista.

En mi opinión, un Grupo de Consumo es la evolución organizada del … «ya que vas, traéme» o del «ya que pides, pídeme para mí también».

Tu seguro que, en algún momento, has hecho el comentario a tus familiares o amigos de… «voy a ir a comprar tal cosa, si quieres te traigo».  O la otra frase que seguro que conoces bien es cuándo comentas que vas a pedir lo que sea, te han dicho… «ah!!, pues ya que pides… pídeme para mi también».
En estos casos, el recado o encargo lo haces sin ningún tipo de interés, más que el aprovechar el viaje o hacerle un favor a tu amigo o familiar.

Pues bien, cuando un grupo de personas con las mismas inquietudes o afinidades, se piden de forma periódica estos favores, se genera un grupo de consumo.
Por ejemplo. El Grupo de Consumo al cual pertenezco, está compuesto por varias personas interesadas en los productos de alimentación ecológicos, de cercanía o de productores locales. Valoramos que lo que comemos, sea de producción orgánica, sin utilizar pesticidas o insecticidas, haya sido producido lo más cercano posible a nuestro lugar de residencia para reducir el impacto medioambiental del transporte y damos más peso a pequeños productores, antes que a grandes cadenas o industrias de alimentación.

Foto cedida por www.nachogoytre.com GC Verdurakas
Foto cedida por www.nachogoytre.com GC Verdurakas

El acceso a estos productos, con estos criterios que exigimos, no nos resulta del todo fácil, ya que primero hemos de encontrar a ese productor, evaluar que cumpla nuestras exigencias y ver si su oferta de productos nos resulta interesante.
Esta labor de búsqueda, la suele hacer un miembro de nuestro grupo. El o ella se encarga de contactar con el productor, que le cuente lo que produce y cómo lo hace, los precios y sus condiciones de venta. Con toda la información recabada, la expone al grupo y si consideramos, empieza a funcionar el «ya que pides, pídeme para mí también».
Esta persona es la encargada de gestionar ese productor, es decir, de recoger los encargos del resto de miembros del grupo, hacer el pedido al productor, pagarle, gestionar el repartir ese producto entre los diferentes miembros y cobrarle a cada uno a razón de lo que ha pedido. Todo este trabajo, lo hace de forma altruista, sin ningún tipo de comisión ni interés. Bueno, interés si. El interés que tiene, es que otro miembro del grupo a su vez, le está proporcionando productos de otro productor diferente. Es decir, está haciendo lo mismo.

Foto cedida por GC Alcorque
Foto cedida por GC Alcorque

Hay que decir que como grupo, al realizar una compra mayor y periódica, el productor suele ofertar mejor precio que si lo compraras de forma individual.
Esto es obvio, no te cobrará lo mismo si te vende 1kg de harina, que una caja de 50 paquetes de 1kg de harina cada dos meses. No te digo, si ya el grupo decide comprar un saco de 50kg de harina y luego repartirlo entre ellos, el precio evidentemente, será menor, por lo que los miembros del grupo se ven beneficiados de mejores precios.

A veces, cuando un grupo adquiere cierto tamaño, no todos los miembros gestionan productores, sino que unos llevan productores, otros se encargan repartir, otros de llevar las cuentas, etc. Digamos que todos los miembros deben aportar en la misma medida para el buen funcionamiento.

Si estás pensando en pertenecer a un Grupo de Consumo, has de saber que:

  • Cada grupo tiene sus propios criterios: Por seguir usando mi grupo como ejemplo, no tiene sentido que una persona que no consuma producto ecológico o que le de igual que la harina venga del pueblo de al lado o de la otra punta del mundo, quiera pertenecer a él. Busca y pregunta los criterios del grupo. Te tienes que sentir identificado con ellos.
  • Cada grupo se organiza de diferentes maneras: Evidentemente no se organiza igual un grupo de 3 personas, que un grupo con 40 miembros. Antes de pertenecer a un grupo, infórmate bien de cómo se organizan.
    Yo considero que la organización es un pilar fundamental para la continuidad y buena salud del grupo de consumo.
  • Un grupo de consumo no es un sitio donde hacer la compra: Este es un error muy frecuente, personas que ven los grupos como meros supermercados. No, para nada.
    ¿Qué pasaría si tuvieras un amigo que te dijera continuamente «ya que vas… traéme». Pero el día que se lo dijeras tu, «oye, traéme» no lo hiciera?. Pues que como el lógico, la próxima vez le dirías… «vete tu».
  • No lastres a un grupo de consumo: Evidentemente, todos pasamos por etapas, tenemos nuestros problemas y en ocasiones, no te ves capacitado para desempeñar las funciones con las que te comprometiste. Si es algo puntual es entendible, pero si no puedes seguir realizándolas… plantéate realizar otras tareas o llegado el caso, abandona el grupo.
    Los grupos funcionan gracias a la colaboración de todos los miembros, si todos colaboran de una u otra forma todo fluye, pero si comienza a haber unidades que dejan sin atender sus tareas, éstas recaen sobre otros miembros y puede llegar a ocurrir lo que mencioné anteriormente del «vete tu»
  • No intentes cambiar la dinámica de un grupo para que se adapte a ti: Si un grupo tiene establecido que reparte los jueves y se paga en efectivo… no pretendas querer recoger tu cesta el viernes y pagarlo por transferencia.

¿Qué te parece la comparación de un Grupo de Consumo con el «ya que vas, traéme»?. ¿Crees que puedes aportar algo más para explicar que es un grupo de consumo?. No te cortes y coméntamelo.

Félix
GC Alcorque (Las Rozas)